TESTIMONIOS

Amélie Druez, psicóloga y coordinadora pedagógica en La Blanche Fontaine (Thuin),
un servicio residencial para mayores, y en L’Épi (Erquelinnes),
un servicio asistencial de día para mayores

¿Cómo conoció la FCI y los proyectos de perros de terapia?
Por el boca a boca, con personas de Thuin que habían oído hablar de la iniciativa en el Gai Séjour (ndlr: recientemente, la FCI inició este tipo de visitas en el Gai Séjour, un centro geriátrico situado en Thuin).

¿Cuáles son sus expectativas con estas visitas?
Aportar un momento de ternura y afecto a nuestros beneficiarios, de lo que desgraciadamente suelen carecer por la ausencia o la lejanía de sus familiares.

¿A qué público acoge en sus instituciones y qué beneficios espera para él de estas visitas?
Acogemos a mayores de todas las edades con deficiencia intelectual leve, moderada o severa, a veces asociada con otros trastornos como autismo o enfermedades mentales. Espero que estos momentos puedan aportarles distensión y bienestar, pequeños momentos de felicidad.

Ya se han hecho varias visitas. ¿Puede decirnos cuál ha sido su impresión (desde su visión como psicóloga), qué piensa el personal sanitario y cómo han respondido las personas que han recibido las visitas?
Todo eran sonrisas en sus caras. Y el equipo también pudo observarlo cualquiera que fuera la discapacidad, hasta los más severos. Todos mostraron una gran atención y mucho interés, cada uno a su manera: miradas, toques discretos, caricias, cepillados e incluso abrazos. Les gustaría experimentarlo de nuevo.

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Julie Dujardin, Educadora en L’Épi, en Erquelinnes,
un servicio asistencial de día para mayores

Tuvimos una respuesta más que positiva de los beneficiarios que participaron en la sesión. Estuvieron muy atentos y participativos. Pero también respetuosos frente al animal. Permanecieron tranquilos y aplicaron las instrucciones que les dimos. Esperan con impaciencia la próxima visita. Por mi parte, estoy encantada de participar en este proyecto y comprobar que aporta satisfacción y bienestar a nuestros beneficiarios. Algunos adoran a los animales, pero nunca tienen la oportunidad de acercarse a ellos. El contacto con el animal es terapéutico. Es una pausa placentera en la planificación del Épi. Un momento de complicidad con el animal, poder mirarlo, tocarlo, acariciarlo, y más tarde salir de paseo con él.

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• Christine Dufours, gracias a la cual llegan los perros.
• Son encuentros y visitas interesantes e instructivas.
• Ver la emoción, las sonrisas y la alegría de los residentes cuando nos ven llegar es toda una satisfacción.
• Los perros no manifiestan ningún recelo y “juegan el juego” yendo hacia las personas para reclamarles caricias y mimos. Los perros se muestran tranquilos y afectuosos, como si comprendieran la necesidad de atención que tienen estas personas.
• En cuanto llegan los perros se eliminan las barreras y aparece la comunicación..., ya sea verbal o física (caricias, juegos con el perro...).
• Para mí no es un trabajo, sino lo contrario: espero con impaciencia cada sesión, porque es un verdadero placer ver a los beneficiarios de nuestras visitas abrirse al contacto con mis perros, nos sentimos útiles.